Si analizamos de cerca una fotografía de periódico en blanco y negro, nos encontramos con que las diferencias aparentes en tonos claros y oscuros no son resultado de una matización gradual, sino que están creadas por sutiles diferencias de tamaño de unos puntos -paquetes de tinta- sobre el papel. Los físicos han descubierto que, al tratar de la materia a esta escala mínima, también hay que tratar la energía en forma de paquetes o cuántos, y no como cosa continúa. El concepto de cuánto nos da la clave para comprender cómo los átomos pueden absorber y emitir energía, y cómo se producen los diferentes espectros atómicos. En una visualización simple del átomo, basada en los cuantos, los electrones trazan órbitas en torno al núcleo bajo la atracción electrostática opuesta por la carga de los protones, como planetas en un sistema solar en miniatura. Los electrones sólo pueden trazar en torno al núcleo determinadas órbitas pero si reciben energía, pueden excitarse y trasladarse a órbitas más alejada del núcleo. Si suelta esa energía, vuelvan a caer a las órbitas originales (lo que se llama estado básico). Con cada cambio de energía, se absorbe o emite radiación de una frecuencia particular. Partiendo de esto, se puede explicar el origen de los espectros atómicos. Las líneas espectrales individuales (de determinadas frecuencias) representan electrónes que caen de nuevo a su estados básicos de baja energía desde estado excitados de alta energía. Al hacerlo, emiten cuántos de radiación (fotones) de una frecuencia correspondiente a la diferencia de energía.
Los electrones de un átomo sólo pueden describir órbitas cuyos momento angular orbital tiene un valor fijo (de hecho un múltiplo de n de la constante de Planck dividida por 2π). Por lo tanto, se puede calcular el tamaño de las diferentes órbitas disponible señaladas cada una por el núcleo cuántico principal n, que comienza en 1, correspondiente a la órbita más interior. Las longitudes de onda espectral observadas, en resultante de salto de electrones entre órbitas de números cuánticos diferente y del cálculo correspondiente al átomo más simple, el de hidrógeno, coinciden bastante bien con la observación. Hay ciertas discrepancias, en los aspectos más complicados de los espectros de hidrógeno y de otros elementos, y necesitamos una mayor complicación de la teoría cuántica para lograr una descripción más completa
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