Todos tenemos licencia para usar nuestro tiempo como nos da la gana. Pero son pocos los que se dan cuenta de cómo lo usan, hasta que las consecuencias salen a flote y cobran caro sus avisos silenciosos.
La manera de respetar tu tiempo tiene que ver con muchos factores. Lo mismo aplica para la forma en que lo puedes irrespetar. Una manera sencilla, por ejemplo, de irrespetar tu tiempo, es lamentarte por algo que sucedió y que ya no tiene remedio, pero sigues y sigues lamentándote, cambiando tu vibra y las de los que te rodean. El irrespeto viene dado, porque a pesar de que te sigas lamentando, ya no puedes hacer nada , sigues invirtiendo tiempo en lo que sucedió, desperdiciando tiempo en lo que puedes hacer para entrar en reparos, de dicha situación. No te das cuenta de lo que haces (dejar pasar tiempo, y a veces muchísimo), y el tiempo tiene un valor de oro para tu existencia.
Dicen muchas cosas del tiempo. Sin entrar en detalles de la edad, tarde o temprano te darás cuenta de la importancia que éste tiene o tendrá para tu vida. Hoy mañana o pasado, entenderás algo muy serio sobre el tiempo:
_ El tiempo es un recurso, no renovable. No se ve, pero al tiempo se siente.
_ El tiempo se agota, aunque no se use eficazmente. Los segundos pasan y pasan, no importa cómo lo uses.
_ El tiempo nadie lo puede comprar, no se cotiza en la bolsa bursátil. No se puede depositar en un banco. Menos congelar en ningún lugar.
_ El tiempo no se recupera, no lo podemos pedir prestado, ni siquiera al ser más preciado.
Quiero compartir dos formas silenciosas e invisibles de irrespetar tu propio tiempo, las cuales restan calidad a los recuerdos de tu inventario de felicidad y complican los minutos de esta maravillosa experiencia que llamamos vida.
Irrespetamos el tiempo, cuando dejas que lo que no te gusta, siga ocurriendo.
En la vida tenemos que aprender a colocar límites, parámetros o metas, a nuestras expectativas, para lo bueno y lo malo. El no hacerlo, provoca descontrol y hasta frustración.
Cuando por ejemplo, colocas parámetros, puedes medir, puedes sentir variación. Te das cuenta si algo cambia, si hay mejora, o empeora.
Permitir que lo que no te gusta ocupe mucho de tu tiempo, es una manera de irrespetarte. No tomar decisión sobre ello, es la decisión que sin querer tomas, y hasta te puede hacer daño. Te haces daño cuando permites que lo que no te gusta, siga en modo de esperanza o frustración. No te deja hacer otra cosa, no permite que decidas algo diferente. Más bien, esa situación, te hace esclavo a experiencias que dejarán un sabor amargo.
Irrespetas tu tiempo cuando jugamos a dejar que el tiempo siga pasando, permitiendo que lo indeseable alimente la luz de tu esperanza. Los segundos se convierten en minutos, los minutos en horas y las horas en días, y así se va la vida, en silencio, viviendo con un absurdo.
Examina los límites que das a lo que no te gusta. Ello aplica a alguna situación de tu relación de pareja, al trabajo o cualquier actividad de la cotidianidad. El tiempo no tiene regateo, se desperdicia o se disfruta. Le sumas a la vida cuando le buscas solución o reparo a lo que no te gusta.
Pierdes tiempo cuando dejas de hacer lo que más te gusta.
La vida es hoy, no mañana. Solo ahora sabes que hay vida.
Todos tenemos en nuestra cotidianidad expresiones como...algún día, más adelante, no puedo, no debo, y algunas más parecidas a éstas. Todas esas expresiones son excusas, disfrazadas de indecisión, que se convierten en tristes justificaciones, en no hacer algo que pueda que te llene la vida.
Hoy eres más joven que mañana. Un mañana que no tiene garantía. Entonces ¿Cuándo vas a hacer lo que más te gusta en la vida? Sé que muchas veces es imposible hacer lo que quieres, pero también sé que la gente feliz siempre termina haciendo la mayor cantidad de cosas que alimentan su vida.
He visto que la gente más feliz, crea escalas de placer para el tiempo de su vida. La primera escala es diaria, se fijan hacer cosas pequeñas que alimentan su energía, recalibran los momentos y dan placer, para afrontar la cotidianidad del día.
La segunda escala es semanal. Se proponen cumplir con una meta, que en esfuerzo, y hasta en inversión, justifican más dedicación, placer y determinación.
La tercera escala e mensual. Buscan realizar ese extra, que llenan de satisfacción, en un grado más, esa meta de consentimiento por alcanzar algo que les gusta en la vida.
El secreto es muy sencillo, consiste en provocar situaciones que te permitan descubrir, cómo sentirte mejor y perseguir su materialización. Ahora bien, no tener nada que te guste en la vida, es otro tipo de problema.
Los lamentos forman parte de la vida. Ya es hora de decidir, cuántos menos agregar a ella. Ya tienes algunas herramientas, lo que queda es ponerle acción.
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