La tristeza es una emoción, acompañada por pensamientos, que inventamos en nuestro ser. La experimentamos cuando perdemos algo, cuando nos decepcionamos por un motivo, o por una desgracia que nos afecta de alguna manera.
La tristeza produce decaimiento, el rostro parece reparado, la mirada apunta siempre hacia abajo y hay carencia de apetito por lo que sea. Mientras estás inundado de tristeza, estás vaco de mejores posibilidades. La tristeza llena de vacío todos los espacios de tu corazón.
Mucha de la tristeza que vez, se genera dentro de ti. Nace de tus propias expectativas, tus deseos y apegos. Cuando estás triste, llenas tus pensamientos de pesimismo, justificación, negación, desamparo, desesperanza, falta de motivación y abatimiento.
La pérdida de un ser querido, la noticia de una enfermedad incurable, pueden producir tristeza "justificada". Aquí es cuando aplican las palabras que una vez escribió Jorge Alalla Mayor, al decir "La tristeza ocupa el vacío que deja en nuestra alma aquello que hemos perdido".
Pero hay otro tipo de tristeza, en la que mucha gente cae, sin saber que la lleva en el cuerpo. Ese tipo de tristeza hace que el color que prevalezca en la vida sea el gris, Maximizando las sensaciones de rencor, odio, temor y decaimiento moral. Esa tristeza que se queda en nuestro cuerpo, va minando nuestras emociones, aparece la culpa y hasta enfermedades. Nos vestimos de tristeza en nuestro hablar y apariencia.
Todo lo contrario, según Lin Yu Tang, "La mitad de la belleza depende del paisaje y la otra mitad del hombre que la mira". García Márquez, escribió "Por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz".
Ahora bien ¿cuándo tu cuerpo tiene tristeza? A veces en de la forma más simple y silenciosa. Veamos algunas maneras...
Tu cuerpo tiene tristeza cuando en tu conversación prevalecen los peros, lo negativo, cuando vez más lo malo que lo bueno, cuando ni sospechas de las bellas oportunidades que te ofrece la vida, disfrazada de dificultades. Todo lo vez con ojos de, "ahora no".
Tu cuerpo tiene tristeza cuando no encuentras motivos en tu vida , eso que te enciende, que llena de emoción cualquier "ese algo" que te da vida, que prende la chispa del querer.
Tu cuerpo tiene tristeza cuando es repetitivo y repetido las historias y cuentos de tu experiencia, sobretodo las malas y negativas. No hay nada nuevo que contar, que agregar al repertorio. No experimentamos nada nuevo en la rutina real de la vida.
Todos los días se parecen a lo mismo.
Tu cuerpo tiene tristeza cuando los miedos dominan tu vida, ya sea por lo nuevo, o por lo viejo, por lo que pasó o por lo que no pasó, o por lo que pueda pasar. Todo lo vez tan lejos, que no te provoca nada.
Tu cuerpo tiene tristeza cuando a tu rostro le cuesta sonreír, cuando lo que haces es obligado, sobre todo más cuando sabes que lo haces más por conformismo que por arriesgarse a estar mejor.
Tu cuerpo tiene tristeza cuando te niegas a perdonar por cualquier motivo. Cuando te empeñas en darle poder a esos momentos desagradables que alimentan el pasado y que lo recrudecen , volviéndolo presente.
Tu cuerpo tiene tristeza cuando por no conseguir lo que deseas te entregas a la desgracia y le desesperanza. Ya no hay motivo para más, ya no vale la pena nada. Solo ves el árbol, te olvidas del bosque, solo te concentras en lo que "no", y desperdicias lo que "si".
Examina, ahora, si tienes tristeza en el cuerpo. Verifica cuanto de lo escrito en los párrafos anteriores, invade tu alma, inunda tus pensamientos, llenando los segundos de minutos miserables de existencia. Dicen por allí, que la melancolía es el placer de estar triste. !No hay nada más equivocado que ello¡
Enfrenta los elementos que causan tu tristeza. Renueva tus expectativas acerca de las cosas, busca ver lo bueno de las situaciones que pasan, a veces son intentos para que veas mejores oportunidades. Busca identificar lo que llena tu existencia, lo que más te motiva, ello te obligaría a romper con los hilos invisibles de la rutina de la vida.
Elicura Chihuailaf, escribió una vez, "donde hubo luz permanece siempre la memoria de su resplandor". Y esa es la vida cada día, una nueva oportunidad para pintar de un color más brillante la eternidad de tu existencia.
Pero esas palabras también encierran una verdad química-biológica. Busca la luz, porque a menos luz natural más melatonina. A más melatonina, menos serotonina. A menos serotonina, más tristeza.
La serotonina incrementa la autoestima y aumenta la sensación de bienestar, dos factores para llenar de motivos, cualquier justificación de tocar las puertas de la tristeza. Revisa tu rutina de vida y pregunta cuántos minutos de luz solar le impregnas a la vida. Mientras menos minutos más rutina, y mientras más rutina, pudiera estar involucrada una cruda tristeza.
Recuerda el corazón no muere cuando deja de latir, el corazón muere cuando los latidos no tienen sentido.
Tu cuerpo tiene tristeza cuando te niegas a perdonar por cualquier motivo. Cuando te empeñas en darle poder a esos momentos desagradables que alimentan el pasado y que lo recrudecen , volviéndolo presente.
Tu cuerpo tiene tristeza cuando por no conseguir lo que deseas te entregas a la desgracia y le desesperanza. Ya no hay motivo para más, ya no vale la pena nada. Solo ves el árbol, te olvidas del bosque, solo te concentras en lo que "no", y desperdicias lo que "si".
Examina, ahora, si tienes tristeza en el cuerpo. Verifica cuanto de lo escrito en los párrafos anteriores, invade tu alma, inunda tus pensamientos, llenando los segundos de minutos miserables de existencia. Dicen por allí, que la melancolía es el placer de estar triste. !No hay nada más equivocado que ello¡
Enfrenta los elementos que causan tu tristeza. Renueva tus expectativas acerca de las cosas, busca ver lo bueno de las situaciones que pasan, a veces son intentos para que veas mejores oportunidades. Busca identificar lo que llena tu existencia, lo que más te motiva, ello te obligaría a romper con los hilos invisibles de la rutina de la vida.
Elicura Chihuailaf, escribió una vez, "donde hubo luz permanece siempre la memoria de su resplandor". Y esa es la vida cada día, una nueva oportunidad para pintar de un color más brillante la eternidad de tu existencia.
Pero esas palabras también encierran una verdad química-biológica. Busca la luz, porque a menos luz natural más melatonina. A más melatonina, menos serotonina. A menos serotonina, más tristeza.
La serotonina incrementa la autoestima y aumenta la sensación de bienestar, dos factores para llenar de motivos, cualquier justificación de tocar las puertas de la tristeza. Revisa tu rutina de vida y pregunta cuántos minutos de luz solar le impregnas a la vida. Mientras menos minutos más rutina, y mientras más rutina, pudiera estar involucrada una cruda tristeza.
Recuerda el corazón no muere cuando deja de latir, el corazón muere cuando los latidos no tienen sentido.
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